Mi limbo de diez días

Es como estar en un limbo, no sé explicarlo y tampoco sé si sea posible darme a entender. Puedes leer mil y un artículos sobre el duelo pero al final cada uno o vive a su manera, no hay reglas, no hay un método infalible. Simplemente el tiempo pasa y ya.

10 días. 10 días han pasado. El día uno fue tan extraño, mentiría si te dijera que estuve llorando sin parar, lloré una vez, fue mucho llanto y luego mi cuerpo se agotó, las patadas del bebé me sacudieron y me limité a comer y luego recostarme en la cama con la portátil en el regazo. Pero esa noche no pegué el ojo más que un par de horas por cansancio.
El segundo día comenzó a ser triste, lleno de recuerdos y dudas, lloré un poco más, pero por la tarde estuve dormida, agotada por la mala noche anterior y por las emociones fuertes que mermaron en mi vulnerable ser, el bebé estuvo inquieto y decidí despejar la mente viendo cualquier cosa por internet.
Para el tercero la misma rutina, sin dormir en la noche, reponiendo apenas 20 minutos de sueño en el día, letargo eterno, como si fuese anestesiada. No sé cómo es que he resistido, fue demasiado fuerte y repentino, pero supongo que tengo más fortaleza de la que pensé, eso creo. Además de avisar a más personas sobre lo ocurrido. Esa tarde sus restos fueron cremados.

El cuarto día, por fin dormí un poco más en la noche, recuerden que no pude estar presente ni en el velatorio ni nada al estar imposibilitada por mi embarazo delicado (tuve pérdida de líquido amniótico apenas un par de semanas atrás y debía seguir en reposo) para viajar hasta Puebla. Al despertar no tuve ánimos ni para tomar un baño, comí lo normal, tomé vitaminas y estuve recostada con la mirada al vacío.

Durante el quinto día intenté que todo fuera ''normal'', ser yo con el mismo humor ácido, reflexioné lo sucedido, recordé a más personas que quizás deberían estar al tanto de la situación, así que realicé llamadas y mensajes igual que los demás días. Mi hermana volvió a casa después de terminado todo allá.

El sexto día, hablamos sobre cómo había sido la ceremonia de despedida, su velorio, asuntos pendientes y sobre los objetos que trajo como recuerdo de su paso por el mundo. Fotografías, pequeños detalles sin valor monetario pero con gran valor sentimental y el cuadro de Pedro Armendáriz padre, a quién admiraba mucho. Por la mañana tuve la cita con el doctor, mi bebé estaba bien, las emociones no le afectaron, el líquido amniótico estaba totalmente recuperado pero debía seguir con cautela mis actividades.

El ver todas esas cosas removió en mí la verdad que quise evadir: no iba a volver. La última llamada era todo lo que iba a recordar, su voz diciendo ''nos vemos mañana'' y yo sin querer corregirle, porque obviamente debido a la distancia no iba a verlo al día siguiente, quizás solo hablar. El séptimo día fue muy duro el ver esos recuerdos, no tuve el valor de seguir, lloré más.

Octavo día y estuve llorando la mitad, la otra reflexionando, recordando como le hubiese gustado que se honrara la memoria. Mentiría si les dijera que el hecho de saber que mi bebé estaba bien no me quitó un peso de encima, supongo que me dió aún más tranquilidad. Decidí calmarme, no dejar que las emociones me perturbaran más, pues o que menos quiero es dañar a mi hijo y sé que a su abuelo no le gustaría que eso pasara.

Noveno día y con más claridad dejé que fluyera todo. Estoy en calma, lavé una montaña de ropa (en lavadora, desde luego), me dí un baño caliente antes del mediodía y comí unas galletas, me relajé.

Décimo día y estoy relajada, hace frío pero estoy en la cama entre las cobijas y acompañada de un café caliente (descafeinado, no puedo tomar cafeína por ahora) y el bebé dá pataditas ligeras, puedo sentir que él también está relajado, con este clima no tiene sentido ni asomar la nariz. Me interesa la búsqueda de artículos relacionados con la vida después de la muerte, supongo que es parte de mi duelo, pero soy del tipo de gente que no se adapta al típico consuelo religioso, prefiero algo más teórico científico, tratar de comprender mientras estoy en total paz.
A decir verdad, me la paso encerrada en la habitación, no tengo humor para tolerar al resto de la familia, mis sobrinas no entienden el significado de la palabra prudencia, su madre no les enseñó, no es culpa de ellas, pero ahora simplemente no puedo fingir que las tolero y que estoy contenta con sus comentarios, sinceramente solo espero que pase todo para poder irme a otro sitio, estoy aquí porque mi embarazo es complicado, pero no porque realmente lo desee, me encantaría un lugar más tranquilo, con menos gente o solo con gente prudente y civilizada, pero eso es imposible aquí, me altero demasiado si estoy más de cinco minutos con ellos, incluso mi bebé se altera.

Creo que esa manía de buscar un sitio en calma la heredé de mi padre, a él nunca le gustó la gente en exceso ruidosa, es normal el ruido, lo que no es normal es que parezca que te esfuerzas por ser irritante para los demás.

Si me preguntan, vivo mi duelo a solas, cuando mi amado está en el trabajo solo estamos mi bebé y yo, hay gente, pero es del tipo de gente que en lugar de intentar apoyarte solo te juzga y prefiere verte aislado. No se sientan mal, así ha sido todo mi embarazo, lidiando a solas con lo que pasa, he hablado con amigos vía inbox, ya que no tengo teléfono por ahora, eso me ha ayudado más que cualquier plática con la familia, porque imagínense, ahogada en tristeza que te digan que estás exagerando... no es tan empático, no es algo que la familia deba decir, pero uno no puede cambiar la mentalidad de los demás. Es bueno tener a mi amor a mi lado, aunque sé que no lo entiende del todo, intenta reconfortarme y eso y nuestro bebé me dan fuerzas para no caer, no está todo mal al final de cuentas.

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2 Comentarios

  1. Me ha pasado lo que te pasa hace mucho tiempo Cada etapa de la vida tiene una belleza y mas aun dentro de la soledad que se siente cuando escribes Cada momento es bello Disfruta no los tires por la azotea. Cuando seas vieja no los tendrás mas ...tendrás otras cosas que te gustan besos

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Claro, este momento con el bebé cada vez más cerca del parto es una maravilla que me ha sacado de ese vacío. Saludos y un fuerte abrazo.

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