Nunca se sabe

Si algo aprendí de los torbellinos es que siempre vuelven. En este caso, tal vez siempre fue un huracán a juzgar por la devastación y caos que ha dejado a su paso.

Lo sé, estas metáforas son un asco, nunca he sido buena en ello, pero en verdad quisiera tener la respuesta, en verdad quisiera ser capaz de tomar precauciones, sin embargo este es el riesgo que he de correr por el simple hecho de vivir.

Por ello, lo que consideré más sabio fue entrar y enfrentarlo a mi manera, aún si entre el remolino las viejas heridas volviesen a sangrar, así lo hice y por lo menos estoy más libre. No hubo ganador, porque ambos perdimos, pero ya no hay pendientes que nos unan.

Y justo ahora, cada día estoy más cerca del final. Cuando termine todo, esto de los torbellinos y el corazón roto ya no importará. Necesito solucionar lo que tenga pendiente, terminar de escribir eso que no me atrevo, y una vez todo este listo, por fin podre hundirme en la calma.

Considera que es un ser que padece de sus facultades quien escribe, considera que es un ser inmerso en el vacío y la soledad, considera que es un ser atormentado, un ser aburrido del tedio, un ser cansado que desea escapar. Considera lo que desees, no intentes comprenderlo de un modo ''correcto'', porque eso no existe. Eres libre de interpretar.
Así que si te digo que me acerco al final, es porque tengo la certeza y seguridad de que así será, sin embargo el momento exacto no. Ese momento nunca se sabe.

Entonces, el año acabará con la misma melancolía con la que inició, y me digo a mi misma ''¿neta esperabas que fuera distinto?, ¡idiota!''.

Como ya estoy escribiendo pura incoherencia, producto de la melancolía, mejor aquí lo dejo. No voy a desear feliz navidad todavía...

Au Revoir!!


Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. No se puede vivir con huracanes ni sunami.
    Espero que con estos días estés recibiendo buenos deseos
    y buenas novedades.
    Te deseo un año cargado de optimismo.

    ResponderEliminar