C'es la vie...

 Se dice desde tiempos inmemoriales que, el amor de los padres hacia sus hijos es infinito, indescriptible. Claro, hay sus reservas dependiendo de qué tan psicópata o sociópata sean los padres, pero, en general, es real que no hay un amor tan intenso como el de los padres a sus hijos, sobre todo en el de una madre a sus retoños.

Hace 10 años se coqueteaba con la idea de la legalidad del aborto, ¿pueden creer que hace 10 años la gente no lo veía como un proyecto viable? Aún cuando es un tema que lleva 100 años gestándose para ser realidad, y apenas en 2017 comenzó a serlo, ahora, a jalones o estirones más entidades van aceptando esto como un derecho.

Pero es que siempre nos vamos como hilo de media, la gente con su sexismo clásico de ''para que abren las piernas'', los progres que cada vez son más insufribles con sus burlas a los fetos y la idea en sí de la concepción.

Bueno, eso es con el aborto selectivo, porque el espontáneo es otro tema. Sin embargo, hasta hace no tantos años, tener un aborto espontáneo era ganarse un boleto sin retorno a la prisión más cercana, ¿se imaginan? Estar en uno de los peores momentos de tu vida, porque una cosa es saber lo que pasará, por las razones que fueran, estás sobre aviso y sabes las implicaciones que tendrá, buenas o malas, físicas o mentales, pero lo sabes, no vas a ciegas, y de repente encarcelada, lejos del consuelo de tus seres queridos cargando con dolor físico y mental.

Sin embargo, el espontáneo es que un día te levantas y piensas que todo va perfecto y de repente... se acabó. Hay quienes no lo notan, pasa tan rápido que se confunde con simple sangrado menstrual, pero a veces pasa cuando ya lo esperas, cuando ya compraste ropa, zapatos, ya organizaste su llegada y sucede.

No imagino lo traumático que debe ser, cuando tenía poco más de 6 meses de embarazo, tuve una amenaza de aborto espontáneo, perdí parte del líquido amniótico, ese líquido en el que el bebé está nadando, ese que es esencial para que siga creciendo, fue una historia de terror, solo quédese acostada y beba muchos líquidos, a ver qué pasa. A pesar de que el resto del periodo de gestación estuvo en riesgo, llegó sano, pero el trauma se quedó para siempre.

Así que cada vez que se menciona algo referente al aborto me lleva a ese momento en el que sentí que mi vida se iba con la de un ser al que ni siquiera le había visto el rostro.

Y lo revivo, pero con más sabiduría, estas experiencias nos sirven de alguna manera para empatizar con las elecciones de cada mujer que se ve en la necesidad de recurrir a esto, para empatizar con las que fueron tomadas por sorpresa y de un momento a otro perdieron lo que más amaban.

Porque no es fácil ser tomada por sorpresa, nadie habla de quienes lo saben demasiado tarde, de quienes no tuvieron siquiera la oportunidad de hacer algo al respecto, del dolor, de las hormonas vueltas locas, de los cuidados consecuentes, la fatiga y la pérdida de sangre constante hasta que ''todo'' salga. 

Pensé que solo era un ''pues, lo estuviste pero ya no, pudo ser estrés, una caída, un tropiezo o solo no fue viable'', pero no, porque comienzas a hilvanar la historia: entonces por eso la fatiga, por eso te quedabas dormida a cada rato, por eso la tristeza repentina y esas ganas de comer como sino hubiera un mañana, esa sensación de que algo se mueve, pensando que solo era un asunto intestinal.

Y viene los ''de haber sabido, tal vez yo solo...''

Lleno de hubieras, lleno de culpas, lleno de ''no fue tu culpa, no sabíamos'', lleno de impotencia.

Tal vez solo son hormonas alocadas por medicamentos, tal vez es que era algo que sí queríamos, solo que no pasó. Es como Wanda Maximoff llorándole a sus hijos, no existen en su universo, pero para ella sí. No existió, pero era mío, era parte de mí y no pude siquiera hacer algo para que llegara, y ni siquiera sé si podrá volver a pasar, la impotencia, la culpa, el enojo, el dolor, la calma, te extraño y ni siquiera escuché tus latidos.

Y los sentimientos encontrados en plan ''no era el momento, pero es que si lo hubiera sabido, tal vez... tal vez...'' y pensar en el miedo de hace 3 años, revivir recuerdos y volver al presente, una y otra vez. Pero si es doloroso para mí, fui afortunada de pasar por esto antes de comenzar a ilusionarme con su mirada, con su vocecita o su calor entre mis brazos.

De cualquier manera, qué bueno que está despenalizado, sino estaría escribiendo estas líneas desde una incómoda celda de la prisión más cercana, aún cuando no era mi culpa. Así como le pasó a miles, millones a través de la historia, mujeres juzgadas por algo tan natural como un embarazo fallido.

C'es la vie

C'es la mort...

Au Revoir!!









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