Sustos que dan gusto

 Feliz navidad, año nuevo y celebraciones que les deba desde este humilde blog.

Pues aquí de vuelta a contar un poco de mis chocoaventuras. Me puse uñas acrílicas más largas de lo normal y ando batallando con el teclado, para edición de fotos o video no estorban, pero redactar es un capítulo aparte.

Resulta que el 2 de enero se cumplieron 3 años desde que falleció mi padre, pensando en eso decidí tener un día en calma, aunque de repente una pisca de melancolía surgía por dentro. Mi gato blanco no aparecía desde la mañana y eso me tenía un poco preocupada, pero no quise estresarme de más, tal vez solo estaba persiguiendo a alguna gatita, por más que intente tenerlos todo el tiempo adentro, su instinto de respirar aire fresco resurge, caso contrario con mi siamés, ese no se va aunque tenga la puerta de par en par.

Por la tarde noche fuimos a una tienda Aprecio de aquí cerquita, un par de chucherías y cosas para comer en la semana. Habíamos quitado la enorme sillita de bebé del carro cuando llevamos a alguien a su casa y por el tamaño no cabían en el asiento de atrás, como íbamos a menos de 5 minutos de la casa y es un niño enorme, le pusimos cinturón y me fui atrás con él.

Compramos, todo bien, ya al llegar a casa nos estábamos acomodando para bajar las bolsas, en un abrir y cerrar de ojos mi bebésaurio se escabullió y se bajó del auto, lo tenía de la mano y solo por un segundo lo solté, un solo segundo para tomar una bolsa y al girarme fue como la escena esa de Avengers cuando el Thanos borra a la mitad del universo, un silencio demencial.



¡DANIEL, DANIEL, DANIEL! Fui corriendo bolsa en mano buscando su presencia entre los autos estacionados, encendí la lámpara del teléfono para ver entre la penumbra, el frío de la noche me helaba los huesos, pero eso no importaba, no importaba nada.

Mi marido se fue a buscar por el lado que da a la calle, quizás corrió hacia allá, yo fui a ver entre los carros, esos 30 segundos fueron los más largos de mi vida, me pasaron por la mente esas madres y padres que llevan años buscan a sus hijos, sentí que una parte de mí estaba muerta en vida.

De pronto, como si alguien lo hubiera mandado y con una gran sonrisa cínica, apareció de entre los autos caminando hacia mí. ¡Aquí está!, le dije a mi marido antes de correr y cargarlo, él se quejó porque lo estaba apretando y yo no iba a soltarlo hasta entrar a la casa.

Entramos y nos pusimos a llorar, no se si se nos bajó o subió la presión, envejecimos 10 años con ese sustote, tardamos casi 1 hora en calmarnos y hasta nos tomamos una cerveza, de repente, muy campante apareció el gato blanco, lo vimos, lo abrazamos y nos soltamos a llorar otra vez.

Un solo segundo, jamás nos descuidamos, hemos sido paranoicos y solo un segundito para el susto de nuestras vidas.

Este 2022 nos comenzó sacudiendo sabroso, pero al final fue de esos sustos que dan gusto por su final feliz.



Con los niños no hay que confiarse, alerta siempre.

Au Revoir!!







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2 Comentarios

  1. Hace años con mi esposa fuimos a un mercado. Ella iba por delante y yo detrás llevando de la mano a mi hijo, Mark, ella me dijo algo y yo solté la mano de mi hijo y me incline a ver lo que ella me señalaba e inmediatamente mire atrás y mi hijo no estaba, fuh, se me paro el corazón, gire hacia mi esposa y el niño estaba parado a su lado..., y mi corazón volvió a latir.

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  2. Un final feliz, afortunadamente.
    ¡Todos hemos tenido sustos así!
    Salu2 y feliz año.

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