Por la Revu, sobre la calle 2da había una taquería que ofrecía buenas promociones como los tacos de adobada a 4x20 y luego a 4x25.
Me encantaba ir después de un día agotador o como un previo antes de ir a la 6ta o cualquier bar caguamero. De las mejores cosas que había, sobre todo porque las micheladas eran una delicia, me llegué a tomar hasta 3 en un rato, más en tiempo de calor.
Iba seguido, desde que las descubrimos una amiga y yo después de las prácticas en El Mexicano, haciendo notas para la segunda Edición, era pleno agosto y teníamos una mezcla de hambre y sed de la mala.
Esa vez habíamos ido a entrevistar a los haitianos que estaban en el desayunador del padre Chava, subimos por la calle 2da para ver si hallábamos un buen sitio, quedamos en buscar un espacio donde poder sentarnos un momento, no teníamos ganas de comer de pie en un puestecito callejero, queríamos estar relajadas un buen rato. Y de repente vimos el letrero amarillo con letras rojas ''3x20 adobada'', fue como encontrar un oásis.
Su diseño era típico mexicano, con un genial mural de Pedro Infante y Antonio Aguilar pisteando mezcal y tocando la guitarra, eso era lo más característico. Por lo regular me sentaba en las mesas pegadas a esa pared.
Sin pensarlo mucho entramos, un par de reporteras con hambre y sed, pedimos dos órdenes y yo me aventuré a pedir una michelada, esperando el típico tarrito escarchado con chilito en polvo y tamarindo, nada del otro mundo. Cuando la mesera me lleva aquella copa grande como de las que usan para poner el cóctel de camarón, con sus condimentos y una chela boca abajo, fue momento de gloria. Mi compañera al ver ese manjar pidió uno para ella.
Así fue como casi dos veces a la semana fui a comer y beber, a veces con mi compañeras, otras con otros amigos y compañeros de la uni. La mesera ya me conocía, cuando entré a trabajar al CIGA (luego les hablaré de ahí, pero es una organización ambiental) me llevé a mis compañeras a beber y comer ahí, hasta a mi hermana la llegué a llevar.
Entonces pasaron cosas y de pronto dejé de un unos meses, cuando quise llevar a mi novio no encontré abierto el lugar, ya era algo tarde, así que no le dí importancia, volvería después. Luego el embarazo, la recuperación, un buen día fuimos solos al centro en una de esas citas sin bebé que cualquier pareja tiene. No había nada, era otro lugar, pensé que me había equivocado, pero nada.
Caminamos por la 2da, por la Santa Cecilia y nada. ¿Dónde estaba mi taquería favorita?
Al final dimos con una taquería muy similar en la calle 4ta y Niños Héroes (sino me equivoco), era el mismo sabor de los tacos, la salsita y hasta la promo (ahora en 30), pero faltaban las deliciosas y únicas micheladas.
Estos son tacos, no la porquería del Taco Bell
Busqué nuevas ubicaciones y nada, solo aparecía en Yelp, con reseñas de gringos y turistas nacionales diciendo lo rico de los tacos, sin más información. Apenas, por fin, dí con una página, donde decía que ya había cerrado permanentemente.
Au Revoir!!
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