Crónicas de mamá

¿Dejas que mami escriba algo rápido? Le pregunto, él me ve con esos ojos tan grandes y profundos de rebosante inocencia, el mismo rostro de su padre, pero menos rubio. Comienzo y él se entretiene haciendo nosequé y balbuceando.



El año pasado, por estas fechas, fui a una entrevista de trabajo para reportera. La ciudad era como siempre: un pinche caos, trafical por la via rápida, parece que a la gente se le olvida como manejar cuando llueve. El punto es que llegué con 15 de retraso y tan avergonzada como se puede, ni modo; entré y la cara del tipo cuando me vio fue de antología: mi enorme barriga de apenas 5 meses de embarazo, porque mi barriga fue de tamaño monumental como si tuviese 7 u 8 meses.

Por obvias razones no se concretó nada, ¿y qué esperaba? Definitivamente conseguir un empleo es difícil con hijos, claro que estando embarazada iba a ser una odisea, más pérdida para la empresa que ganancia. Apenas fui a otra, llegué casi 40 tarde, que si el niño no estaba listo, que darle de comer, que el pañal, que me termino de arreglar, que la lluvia, que llevar el CV impreso (¿para qué chingados lo quieren impreso?, neta, no tiene lógica, ¿por qué se dicen amantes de lo natural gluten free y siguen desperdiciando papel?), una aventura desafortunada, de cuando todo te pasa en un rato y que si el uber agarró tráfico a propósito, que si tomaste otro y no llegaba, un horror urbano más que el It.

Por supuesto que no me iban a dar el empleo, aún cuando tengo un CV de más de 2 hojas, que reduje a 2 para no verme tan presuntuosa, pero ¿para qué? No retomo nada.

A estas alturas no sé si extraño a mis amigos, es que al final de cuentas unos sin hijos y responsabilidades del estilo no se amargan con mundanerías como las mías, ¿qué podría decirles? Oh, sí, mientras tu andas en Guanajuato yo pues, limpié la caca aguada de mi hijo, ¿te dije que se embarró hasta la camisa? Usé dos pañales y lo tuve que bañar, ¡gran aventura comparable con la vista majestuosa desde el cañón del Sumidero en Chiapas, en serio...

Mi hijo grita y luego solo me ignora, yo aquí ahogada en mi miseria cotidiana. De saber que me embarazaría tan pronto, me habría metido más drogas a lo loco y alcohol a lo desgraciado.

Y sí, tengo un par de amigos que ahí siguen, que pese a todos mis cambios no olvidan que soy la misma, que solo cambio mi estilo de vida pero mi humor idiota es el mismo y sigo burlándome de todo. 

Ojalá tuviera el empleo soñado donde pudiera estar también con mi hijo, me imagino teniéndolo en la oficina, ahí en su corralito, jugando con cubitos mientras yo escribo. Sueños guajiros, así les llamamos, de tener aquél empleo... ni sé si estoy triste por no conseguirlo o feliz por poder seguir cuidando yo misma al niño, o más triste porque nada más no avanzo y sigo estancada profesionalmente, cada día que pasa será más difícil encontrar una oportunidad, cada día que pasa me convenzo de que es lo último para mí. 

Es que la vida es así, la madre es la jodida soltera o casada, estaría bueno tener una marsupia como las hembras canguro, usaría fular pero mi hijo es enemigo de que lo estén cargando mucho tiempo.

Ay la vida, la vida. Antes que madre, soy humana, pero...  pues me chingo.

Y una rolita que traigo pegada, de la tristemente extinta y casi olvidada banda Badfinger:






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