Pues ya no quiero nada

Lo mismo de siempre: te rompen el corazón, luego el duelo y el olvido. Una bonita costumbre que se hace en automático, ¿y luego qué?
Nada, la misma vieja amiga llamada soledad, la misma vieja amiga llamada resignación, el amigo confort.

No estoy triste, sólo este vacío que no se quita, está desilusión que nunca se irá...

Esta vez ni se ha enterado, ni lo sabrá. A veces es mejor guardarte lo que sientes y hacer como que nada pasa, es mejor mentir y que piensen lo que quieran, que piensen todo menos que los amaste un poquito, o ni eso, ya solo es el puro ego herido y ese, ese duele más...

Au Revoir!!

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